Sobre hacer planes

Cuando yo era chaval tenía una novia. Después de varios años, me contó sus planes de futuro con los que había soñado desde que era niña. Su boda, el lugar, los invitados, la fecha. Aunque le expuse que yo prefería hacerlo de otra forma, no lo tuvo en cuenta. Eran sus planes desde niña y tenía que ser así porque era como ella siempre lo había planeado.

Ni decir tiene que salí de allí por patas. No quería pasarme el resto de mi vida con una persona que pone por encima de mí, una decisión que tomó con 15 años. ¿En qué lugar me dejaba eso?

La vida siguió pasando y llegaron los hijos. No voy a negar que yo también tenía mis planes para ellos. Les pondré Indiana Jones, Los Cazafantasmas y Star Wars, pero no tardé en darme cuenta de mi error. Cada generación tiene sus iconos, su música, sus películas. Y al igual que mis padres no me pusieron a ver Casablanca, las películas de mi generación ya no encajaban bien ahora. Ahora tienen otros iconos, las películas de superhéroes y la música... bueno, la música ya no tiene arreglo.

Mis hijos siguen creciendo e intento que no cometan el mismo error que ya viví. Tendré 2 hijos y se llamarán Fulanito y Menganito, me dicen, y yo les respondo que tendrán que tener en cuenta la opinión de la otra persona. Entonces se quedan en shock, a medias entre un hostia es verdad y un me la suda lo que diga el otro.

Y a veces pienso sobre eso. Sobre lo bonito que es hacer planes de futuro, pero lo frágiles que son esos planes cuando tenemos en cuenta a las personas que hacen falta para cumplirlos.